Siempre que imaginaba conocer a una mujer sensual empezaba imaginando su nombre:
Pensaba que del sonido de sus labios salía la respuesta a la que toda la vida desee asistir en primera fila,
La energía del momento emitida por esa voz y ese sonido me embelesaban.
Así podría tener un nombre, o dos o tres, pero la mujer de mis sueños era siempre la misma a la que sin abrir los ojos imaginaba en una tarde cálida de Mayo.
Como enamorarte de una mujer sin que la conozcas.
Victor Alcázar
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